viernes, 30 de noviembre de 2007

El adpatador de novelas II






Pero sin duda, si hay un director que ha sabido como tratar en el cine una novela, ese ha sido Francis Ford Coppola. La novela El Padrino de Mario Puzzo es un Best Seller de los muchos que podemos encontrar en cualquier librería. Puzzo supo plasmar el qué sin preocuparse en exceso por el cómo. Coppola, por el contrario, sabe como convertir un contenido sumamente interesante, el contenido legado por Puzzo, en una obra maestra a través de la forma. Si Coppola hubiese descuidado los aspectos formales, la cinta hubiese quedado en un simple "está bien, es entretenida" y sin embargo, nos encontramos (tanto con la primera parte como con la segunda) ante una de las grandes películas del siglo XX. La maestría de Coppola reside en los juegos de luces y sombras, en cómo se puede intuir el proceso de anagnórisis de Michael (Al Pacino), su descenso a los infiernos a través del color. De contar con Brando y permitirle que "destrozase" por completo el personaje de Puzzo convirtiéndolo en un icono, una imagen que ha traspasado lo cinematográfico, del resto del reparto, dificilmente equiparable a cualquier otro anterior o posterior (Al Pacino, Robert Duvall, James Caan, Diane Keaton, Robert de Niro, John Cazale...). Son tantas las cosas que hacen de El Padrino una obra maestra que no se podrían enumerar.


Igualmente, el juego con las luces y las sombras hacen de Apocalypse Now (adaptación cinematográfica de El corazón de las tinieblas de Joshep Conrad) otra obra maestra del cine del siglo XX. De nuevo, la adaptación supera a la novela, pero esta vez se trata de una gran novela, lo que convierte a la película en, probablemente, la mejor adaptación cinematográfica de la historia. ¿Por qué?, porque lo más sencillo es hacer una buena adaptación de una buena obra, ya es más complicado hacer una gran adaptación de una obra mediocre, pero más dificil aún es hacer una adapatación que supere a un gran libro. Y es que los grandes bodrios del cine son las malas y mediocres revisiones de las grandes novelas. Independientemente de esto, Coppola contó con Marlon Brando para interpretar el papel del capitán Kurtz. Papeles como este y el del padrino han convertido a Brando en el mejor actor del siglo XX.
Otra gan adaptación de Coppola es la de Dracula, del escritor irlandés Bram Stoker, de nuevo, es la estética oscura lo que hace de la película una gran adaptación. Pero no podemos situar la cinta a la altura de El Padrino o Apocalypse Now.
Sin embargo, cuando Coppola trata de cambiar su dirección oscura y su estética tenebrista por una visión más colorida y afable, termina creando películas de muy escasa factura como Jack o Peggy Sue se casó.
Por tanto, podríamos concluir que Coppola es el adaptador de novelas por excelencia, pero dicho título se debe a la facilidad con la que ahonda en los personajes a través de su lado oscuro, desde su infierno personal.

el adaptador de novelas I


A veces uno se pregunta: ¿me gustó más la peli o el libro? Por desgracia, casi siempre la respuesta está en el papel, pero no siempre ocurre de tal manera. Hay grandes directores a los que la adaptación cinematográfica se les ha atragantado. Así, un grande como Stanley Kubrick no fue capaz de captar la esencia de la Lolita de Nabokov en su versión de 1962. Se trata de una gran película, pero sin duda no llega a la excelencia de la novela. Otro tropiezo "kubrickiano" fue la adaptación de la novela de Anthony Burgess, La Naranja Mecánica. De nuevo, nos encotramos ante un excelente filme, pero otra vez preferimos la novela a la cinta (también hay que decir que el doblaje al castellano es paupérrimo). Kubrick centró su carrera cinematográfica en la adaptación de novelas, pero la grandeza de sus filmes reside en que se trata de novelas de tercera escritas por novelistas de cuarta categoría. Así, en La Chaqueta Metálica de Gustav Hasford, roza la perfección cinematográfica y supera claramente al original escrito. Otros éxitos de adaptación son Barry Lyndon, El Resplandor (o como hacer una obra maestra de un bodrio de Stephen King), Espartaco y sobre todo Dr. Strangelove or: How I learned to stop worryng and love the bomb (traducida inexplicablemente al castellano como Teléfono rojo? volamos hacia Moscú) y Senderos de Gloria.
Entonces, queda pues, que Kubrick, siendo uno de los más grandes directores de la historia, fue un gran adaptador de novelas, pero de novelas mediocres que a pesar de ello, convirtió en obras maestras. Kubrick era un genio, pero le venían grandes las buenas novelas, ¿por qué?, quizá porque uno disfruta más de la lectura de una buena obra que visionando su adaptación.
Y es que al leer evocamos, creamos una pequeña adaptación cinematográfica mental, dificilmente superable por una adaptación real. Si el proceso lo hacemos al revés, es decir, vemos la película y después leemos la novela, el resultado será bien distinto, porque al leer, en vez de evocar imagenes propias, evocaremos la película.

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